viernes, 4 de febrero de 2011

GUILLERMO HERNANDEZ


El nuevo diluvio



Efraín es un hombre sofisticado; le gusta vestir  de negro y perfumarse con lociones francesas, no tiene deudas y a veces  miente si le conviene.  Cuando se siente solo, sale a la calle vestido de misionero para predicar su evangelio, busca alguna mujer que se convierta a él y le entregue su amor. No tiene pelos en la lengua y su oratoria es fluida. Profetiza un nuevo diluvio y les ofrece la salvación. Les dice a las jóvenes que no saben nadar que tiene un arca de madera y promete  llevarlas a un  lugar seguro  donde también fluye leche y miel.
Un día después de la tormenta, Efraín se convierte en paloma y sale por la ventana a buscar tierra firme. Antes de irse le promete a su pareja que regresará a por ella cuando el agua baje y la tierra esté preparada para recibirla. El predicador, al encontrar pastos verdes en su rutina diaria, se olvida de sus promesas y del arca de madera. Es en la siguiente lluvia ligera cuando el evangelista maldito retoma su misión y nuevamente sale a la calle a rescatar un alma perdida; predicando en las esquinas, en los autobuses y en la barra de los bares. Cuando encuentra a otra dama que cree en sus profecías, la toma suavemente por la cintura, la aprieta junto a él  y le susurra los misterios de las inundaciones. Para ganar un poco de tiempo le habla del cielo y de las alas de los ángeles. Todas estas enseñanzas son solo para asegurarse de que la anterior mujer que abandonó en el arca ya esté muerta y se haya ido al infierno.


2 comentarios:

  1. Muy Bueno!!! Excelente!! Parece sacado de la......


    Besososs!!!!



    Bendiciones!!!

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  2. ¡Wow!
    Me he quedado sin capacidad de expresión. ¡Es genial!, bestial, diría yo :-)
    Mi felicitación en un abrazo.

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